sábado, 14 de febrero de 2009

Leipzig

En este loco y desordenado mundo de los blogs... Debo recitificar. En este loco y desordenado mundo de mi blog, quedó algo por decir la última vez que escribí. De Dresde (sí, estuve en Dresde... ya nadie lo recuerda) nos dirigimos a Leipzig: nuestra otra parada en el viaje.

Una vez más gracias a mi guía de Alemania, pudimos saber que Leipzig tiene, como al final todas las ciudades, mucha historia. Sin embargo, lo que parece pesar más fue la importancia que tuvieron sus habitantes en los movimientos en contra del régimen comunista y que desencadenarían en la caída del Muro de Berlín. Aparte de eso, no tengo demasiado que decir acerca de la ciudad y nada que mostrar porque no saqué ninguna foto. Podría parecer que no me gustó nada y realmente no fue así. Me gustó, pero supongo que no me impactó nada como para sacar la cámara y hacer alguna foto. Es más que probable que no tenga nada que ver con la ciudad sino conmigo. Siempre que alguien quiera sacar una foto, habrá una foto que sacar. Lo que destacaría de la ciudad como atracción es el Ayuntamiento. Leí en alguna parte que es uno de los más grandes del mundo y, desde luego, me lo creo.

Creo que lo más reseñable de nuestro paso por Leipzig fue la fiesta en la que acabamos el sábado por la noche. Es una de esas cosas de las que reirse cuando las recuerdas y también mientras las vives. Esa noche, después de cenar y de caminar un rato y de coger un tranvía a las afueras, terminamos todos sentados en el suelo de una habitación de una residencia de estudiantes en una especie de corro que a mí me recordó a una de esas convivencias que hacíamos en la catequesis. Allí todos sentados, mientras un grupo de erasmus españoles cantaban montones de canciones pop-latino acompañados de una guitarra. Al salir de la fiesta y gracias al despiste generalizado terminamos en las cocheras del transporte municipal de Leipzig. Otro motivo más para reír. ¿Quién nos iba a decir que aquella noche ocurriría eso? Una noche que terminó con la vuelta a casa en un taxi que torpedeó mi confianza en el alemán que hablo y con una partida de billar en la que perdimos y ganamos varias veces. Sí, desde luego una noche para recordar y de la que reírse.

Pd: ¿Se nota mucho lo improvisado y poco currado?

1 comentario:

Kualalu dijo...

1º Eso de que todas las ciudad tienen su historia... En fin, por aquí hay cada truño que te reto a que encuentres su historia xDDDDD

2º Exijo detalles sobre esa operación que torpedeó la confianza en tu alemán xDDD