No sé si alguien se acuerda (creo que ni yo), pero el hecho es que estuve en Asia y entre varios países, estuvimos en Camboya visitando los templos de Siem Reap. He tardado tanto que hasta al lento de Alfonso le ha dado tiempo de contar su versión de la historia. Todo mentira, ya se sabe, salvo algún trocito en el que habla bien de mí :P. La cuestión es que el viernes nos volvimos a encontrar en Camboya con Alfonso y ganamos compañeros de viaje nuevos: Ana y Dani de Singapur y Maider de El Cairo. Cada quien se fue a su hotel, nosotros al modesto establecimiento que habíamos escogido y Silvia y Alfonso al pretencioso "Resort" en el que se quedarían. Después de un momento de confusión pusimos rumbo a los templos, la idea era ver los más importantes el primer día y los pequeños el segundo. Nada más llegar tuvimos que enfrentarnos a los niños que intentan venderte cualquier cosa y ¡ay de ti! si no compras porque te pueden soltar estupendas borderías en un más que aceptable inglés. Decidimos contratar un guía para el primer día, resultó un hombre muy simpático, aunque también tenía algún problema de respiración y cada vez que respiraba parecía que el pobre se iba a quedar en el sitio. Antes de ir a los realmente grandes pasamos por el templo de los "árboles" (Ta Prohm, lo acabo de mirar en la guía) y la verdad es que es una pasada, de lo mejorcito. De ahí fuimos a Bayon en Angkor Thom (nota de cultura para Alfonso, que la necesita mucho), un templo con 54 torres con 4 caras cada una. A mí, fue el que más me gustó de todos los que vimos y veríamos. Es increíble. Aproveché y me saqué una foto con la única cara que está soriendo, ¿enigmático? a mí me lo parece. De ahí fuimos al archiconocido Angkor Wat, el templo que todos tenemos como auténtica referencia si pensamos en los templos de Siem Reap. También resulta espectacular y el lago que tiene enfrente permiten sacar unas fotos impresionantes. Esa noche: cena y acostarnos temprano para ver el amanecer sobre Angkor Wat al día siguiente.
A las 5:00 de la mañana (pobrecito Jesús) nos tuvimos que levatar para ver el amanecer. Total que no sirvió de mucho porque estuvo nublado y no pudimos verlo en todo su esplendor, aunque yo creo que al final mereció la pena. Ese día lo dedicamos a visitar los templos menores que no son tan llamativos como los grandes, pero que también resultan muy interesante. A mí me gustó sobre todo un templo que constaba únicamente en estanques (Preah Neak Pean, otra vez la guía) y el que estaba más alejado de todos (Prasat To) que no sé porqué, pero daba un poco de miedo :P. Una cosa importante es que no sólo los templos son una pasada, sino que la propia naturaleza alrededor de ellos es impresionante. Esa misma noche fuimos a un mercadillo nocturno y terminamos todos rindiéndonos ante las compras y el regateo.
Durante nuestra visita a Siam Reap hablamos de si era una de las maravillas del mundo, pues al final resulta que no está en la lista. Sin embargo, yo creo que debería estarla, no he visto las otras, pero esto será difícil de superar.