sábado, 4 de octubre de 2008

Ahí te dejo Madrid

Cuatro millones de personas concentradas en el centro de España. Todos ellos están en el metro: al menos lo parece. No, no. Me dicen que todos están en sus coches camnino del trabajo. Los del metro leen; leen todo el rato, no paran ni cuando cambian de vagón, siguen caminando y leyendo e interrumpiendo a los que van detrás y no leen. Pero esos también leen: leen los libros que los otros llevan. Por eso algunos forran sus libros, para no poder ser leídos. Los del coche esperan; ¿qué remedio queda? Esperan y se mueven despacio y odian y se cuelan. Pero por dentro van rápido, por dentro se mueven, nunca paran como la ciudad. Hay cuatro millones de personas (ninguna de Madrid) y también parece haber millones de teatros, de espectáculos, de experiencias; y hay millones de tiendas, millones de consumidores. Consumen cuando no van en el metro o en el coche. Hay millones de jardines para los millones de personas. Millones de jardines y un gran parque: El Retiro. Tocan tambores y bailan y escuchan. Vuelven al metro o al coche. Vuelven a consumir y vuelven a los jardines. Millones de personas y millones de adictos a ella: Yo soy uno de ellos. Ahí te dejo Madrid, pero volveré.


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