sábado, 18 de abril de 2009

Destino: Asia

Recuerdo que mientras estábamos en el curso de informática en Madrid le dije a alguien (no recuerdo a quién) que durante este año, no haría ningún viaje a otro continente: con toda la Europa que hay que ver ¿para qué me voy a ir fuera de ella?, no sería lógico. Jajaja. Al final, Alfonso me enredó y terminé apuntándome al viaje con su hermana Silvia y más tarde con Yaiza. Total, que de una forma u otra terminamos organizando uno de los mejores viajes de mi vida. Durante algún momento deseé nunca haberme apuntado, tan harto estaba de visados, vacunas, seguros... (lógicamente no me iba a ir a la locura, vaya a ser que terminase como el famoso chico de Acapulco y los pobres becarios del próximo año recibiesen un botiquín de primeros auxilios a modo de seguro). Sin embargo, cada pequeño dolor de cabeza antes de ir al viaje en sí mismo, mereció la pena.

El jueves salía nuestro (de Yaiza y mío) avión de Düsseldorf rumbo a Amsterdam donde cogeríamos el avión a Singapur. Me iba al sudeste asiático así que dejé el abrigo en casa y me fui a coger la guagua con unos pantalones de algodón (comprados para los carnavales) y una rebeca. Afortunadamente, ese día no hacía frío en Ddorf y no me morí mientras esperaba la guagua. Al final llegó, la cogí y luego cogimos el avión a Amsterdam y a las 22:00 del jueves el avión a Singapur. En principio Yaiza y yo íbamos a tener que volar separados (jugarretas del check-in online), pero un buen samaritano nos cedió su asiento y al final nos pudimos sentar juntos. Volamos en un avión de KLM, un lujo la verdad. Serían trece horas de vuelo, pero disponíamos de unas 30 películas, juegos, radios... para entrentenernos, así que el vuelo no terminó resultando tan malo. Pude ver, por fin, "Vicky Cristina Barcelona". Nos dieron de comer unas 4 veces y hasta terminamos jugando "en red" Yaiza y yo. Total que las trece horas no fueron tan horribles y terminamos llegando a Singapur el viernes a las 16:00 (hora local). Entrada a Singapur: MI PRIMER SELLO EN EL PASAPORTE.


Nada más llegar al aeropuerto de Singapur ya se ve que hay dinero :P. Instalaciones modernas y ¡ACCESO GRATIS A INTERNET! Momento en el que aprovechamos a conectarnos para avisar de que habíamos llegado bien (MENTIRA, sólo queríamos conectarnos al facebook a cambiar el estado para dar envidia). Un par de fotos en el aeropuerto y vuelta a facturar para nuestro vuelo a Kuala Lumpur. Nuestro primer contacto con la low cost asiática por excelencia: Air Asia, y con sus azafatas. Niñas monísimas con un patrón común: pestañas postizas de unos 48 cm. (exageración) de longitud y lentillas de color azul o verde. Algunas veces hasta daban miedo. Total que terminamos llegando a Kuala. Entrada a Kuala: MI TERCER SELLO EN EL PASAPORTE (la salida de Singapur fue el segundo... gracias Alfonso por avisar :P).

Llegar a casa de Alfonso iba a ser pan comido. Parafraseando a Alfonso: "...tú sales del aeropuerto a la derecha, compras el cupón del taxi, le das la dirección que te di y ya..." ¡JA! y yo tonto que me fíe de semejante elemento. Llegamos al aeropuerto y nos encontramos conque la taquilla de los taxis está antes de salir del aeropuerto y no a la derecha. ¿Cómo compramos el cupón si no hemos visto un cajero ni una casa de cambio? (esto no era cierto, sí que había, pero en la excitación de llegar no lo vimos). Total que terminamos saliendo para buscar un cajero, encontramos uno y sacamos dinero, pero ahora...¿cómo compramos el cupón si la taquilla está dentro y ya hemos salido?... y a todo esto: LOS TAXIS NO ESTÁN AL SALIR A LA DERECHA. Total, que le preguntamos a un guardia de seguridad si podíamos volver a entrar hasta la taquilla de los taxis para poder comprar el cupón. El hombre me pidió el pasaporte y me debió ver cara de blanco bueno, porque me dejó entrar. ¡Uf, qué alivio!, por fin íbamos a comprar el cupón y seguir el viaje. ¡JA! Le di la dirección (tal cual me la dio a mí Alfonso) a la chica de los taxis y ella puso cara de póker. Me preguntó si era un hotel. Le dije que no. Tecleó en su ordenador. Sonrió. No sabía qué dirección era esa. "Dios mío, tengo que llamar a Alfonso". Descubrí que el móvil alemán no me había cogido red, el español lo bloqueé poniendo el pin incorrecto tres veces. Me las terminé arreglando para llamarlo (llamando a un código que me llamaba a mí y a él). Me cogió el teléfono y le expliqué que la chica no conoce la dirección. El tío va y me dice que era imposible. PUES NO LA CONOCE. Entonces Alfonso me dijo que le nombrara otra calle. Yo no entendí nada y le terminé pasando el móvil a la chica. Parece que ellos se entendieron, porque terminamos obteniendo el cupón. Fuimos y cogimos el taxi. El hombre arrancó, pero parece que no se aclaraba porque me pidió más información sobre la dirección. Le motré el papel que tenía. Me pidió que llamase a mi amigo (¡va a ser el torpe este amigo mío!). Llamé a Alfonso, se lo pasé y una vez más parece que se terminaron entendiendo. El taxi siguió su rumbo y siguió, y siguió, y siguió. ¿Pero a cuánto está el aeropuerto de la ciudad? Respuesta: A MUCHO. Después de casi una hora terminamos llegando a la ciudad (vimos las Petronas de reojo). Pasamos por la zona pija y luego a una mucha más cutre (ja, ya sabía yo que este tenía que vivir en una cloaca). Sin embargo, el taxista terminó parando en la puerta de un edificio altísimo que tenía bastante buena pinta. Hablamos con el portero y le dijimos al apartamento que íbamos. Nos dejó entrar y nos acompañó al ascensor. Por fin terminamos llegando a casa de este. Moraleja: NO CONFIAR EN ALFONSO.

Después de dejar los zapatos en la puerta, de los saludos (he de reconocer que me hizo mucha ilusión verlo después de 6 meses, pero que él no se entere), reproches y demás, terminamos saliendo a cenar. Fuimos al puesto callejero (atravesando por un callejón lleno de basura y ratas) de La Lola (famosa ya entre los becarios que han visitado Kuala). Según Alfonso, como no hay forma de describirlo, la única manera de encontrarlo es plantarse en la calle y gritar: "LOLA", que ya ella responderá. Como él ya sabía que puesto era, pues no hizo falta gritar (aunque hubiese sido divertidísimo). Allí estábamos cenando Yaiza, Silvia, Alfonso, Luis (becario de Murcia en Kuala) y yo. Los locales ordenaron y la verdad es que acertaron, sobre todo con la manta raya: estaba buenísima, aunque no sabía para nada a pescado. La cena estuvo genial y la compañía mejor. Sin embargo, no teníamos mucho tiempo porque el sábado a las 4:00 nos teníamos que levantar para coger nuestro vuelo a Hanoi. Volvimos a casa y tuvimos que conformarnos (sobre todo Yaiza) con ver las Petronas desde el balcón de casa de Alfonso.





Hanoi, allá vamos.

2 comentarios:

capitancaldera dijo...

Joder, pareces el enano de jardin de Amelie. Es increible que estes dando tantas vueltas. No tengo palabras.
besos.
Ich freue mich wahnsinnig auf deinen Besuch.

Isa dijo...

Llevas una camiseta que pone Galiza, con una vaquita? Así me gusta, haciendo promoción por el mundo adelante.
Por cierto, para cuando la segunda entrega de tu periplo asiático?
Un besote!!