jueves, 16 de abril de 2009

Hamburgo y Bremen

Hace ya casi un mes que fui a Hamburgo y Bremen. Se me vino el tiempo encima y no pude escribir la entrada sobre este viaje. Así que lo justo (¿y necesario?) es escribir sobre ello antes de hablar de mi viaje a Asia.

David me comentó que venía para Alemania y yo ni corto ni perezoso me uní a su viaje. Tuvo que ver mucho con que encontré una oferta del "Deutsche Bahn" (la RENFE alemana). Así que sí: las ofertas existen. Había oído hablar mucho de ellas, pero nunca había encontrado una. Sin embargo, cuando ya pensaba que no me apuntaría al viaje, la encontré y allí que me fui.

Si he de ser sincero, no sabía mucho sobre ninguna de las ciudades. Sólo que Hamburgo tenía uno de los puertos más importantes del mundo y que Bremen era famoso por el cuento "Los Músicos de Bremen". Nada más. Sin embargo, ambas ciudades me sorprendieron para bien.

Llegamos el viernes y dejamos nuestras cosas en la habitación del hostal y salimos a cenar y a hacer el primer reconocimiento de la ciudad. Con lo poco que pudimos ver ese día ya supimos que se trataba de una gran ciudad, eso se notaba en el ambiente. El sábado por la mañana hicimos el típico recorrido turístico empezando por el Ayuntamiento. La verdad es que el edificio está muy bien. Luego seguimos caminando pasando por algún canal. Se supone que Hamburgo tiene más canales que Amsterdam y es verdad que los hay, pero no parece que sean tantos (al menos a mí no me lo pareció). Seguimos caminando por la zona comercial hasta que llegamos al lago Alster. Ese día hizo buen tiempo, así que fue una gozada pasear por la orilla del lago. De ahí continuamos a Reeperbahn, la zona "del sexo" repleta de sex-shops y con un prostíbulo que ocupa una manzana entera y a la que sólo hombres mayores de edad (y las trabajadoras, por supuesto) tienen acceso. Recorrimos esa zona hasta llegar al puerto. De verdad que es grande. Donde quiera que se mire, sólo se ve contenedores y más contenedores. No tuvimos tiempo para más y nos dirigimos a Bremen. En general, no se puede decir que Hamburgo tenga algo que llame mucho la atención pero tiene un no sé qué que la hace muy atractiva. Desde luego merece la pena la visita.




Como en otros viajes, en esta pequeña visita de fin de semana, pude visitar dos ciudades muy diferentes. Bremen es la antítesis de Hamburgo: una ciudad pequeña, pero muy peculiar. ¡Vaya que es pequeña! Llegamos por la noche y salimos a cenar y a tener (como el día anterior) una primera impresión de la ciudad. Pues bien, en una hora ya habíamos visto de noche todo lo que, según mi guía, había que ver en Bremen. Al día siguiente, sin embargo, tuvimos oportunidad de ver todo con más calma. Lo primero la plaza del Ayuntamiento que es, nada más y nada menos, patrimonio de la Humanidad junto con la estatua de la libertad que está enfrente de él. En la misma plaza se encuentra la catedral de la ciudad (San Petri) que tiene más de 1200 años de antigüedad. La verdad es que todo el conjunto es muy bonito y los detalles de la catedral son muy buenos. Luego seguimos nuestra visita entrando en Böttcherstrasse, una calle Art Nouveau que se salvó de la locura Nazi casi por casualidad. Sólo por esta calle, Bremen merece una visita. Seguimos andando hasta llegar a al Schnoor que significa "hilo" refiriéndose a lo estrecho de sus calles. Se trata de un pequeño laberinto de calles repletas de tiendas y restaurantes que la verdad, resultan cautivadoras. Por supuesto, no podíamos irnos de Bremen sin dejar de visitar la estatua de los "Músicos de Bremen". La verdad es que no tiene nada de especial, pero es sin lugar a duda el símbolo de la ciudad porque donde quiera que se mire está esa imagen repetida, no sólo en los suvenires, sino en cualquier parte.






Desde luego que ambas ciudades son de recomendada visita. Además como dije, resulta curioso ver el contraste entre ambas. Al estar tan cerca (una hora de tren) es fácil visitarlas en un mismo viaje. Pues eso, para que nadie diga (ni siquiera yo) que Alemania no está bien.

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