No, no tardamos 4 días en llegar a Hanoi. He dicho muchas veces que en este blog el tiempo y el espacio funcionan diferente :P
Ya se sabe que la vida del becario es durísima. Pobres de nosotros que nos tuvimos que levantar a las 4:00 para coger nuestro vuelo a Hanoi. Así que, ¡todo el mudo arriba! Cogimos un taxi (conducido por Ben, viejo conocido de los becarios) y nos fuimos al aeropuerto. Al aeropuerto de pobres, porque no expliqué en mi entrada anterior que hay uno de ricos y otro de pobre y que eso tuvo que ver mucho en la confusión de la noche anterior (olvidé comentarlo :P y también lo olvidó el torpe de Alfonso al darnos las instrucciones). La cuestión que nos fuimos al aeropuerto, facturamos y cogimos el avión. Este avión fue nuestro primer contacto con los vietnamitas y pensamos que de ser en tierra como eran en el avión, serían gente muy maleducada. Una gran parte del pasaje (en su mayoría hombres) no llegaron a apagar en ningún momento sus móviles y se dedicaban a jugar y a sacarle fotos a las azafatas cuando estas no miraban. Yo estaba que no me lo creía y Yaiza estaba que saltaba (con toda la razón del mundo). Además, parece que les costaba entender que hay que permanecer sentado cuando las luces del cinturón de seguridad están encendidas. Total, que fue un continuo de ruiditos de móvil y de gente paseándose cada vez que le daba la gana. Hubo momentos en que las azafatas de Air Asia ya no podían más, de intentar controlar a esta marabunta y en algún momento pensé que alguna de ellas se sacaría la lentilla y la lanzaría a modo de platillo-corta-yugulares. Terminamos llegando sanos y salvos a Hanoi, sacamos dinero (en total unos seis millones de puturrúes, 1 € = 23.500 puturrúes) y cogimos el minibús (3 dólares cada uno) rumbo al centro de la ciudad. El minibús tenía trampa porque los tíos quedaban en que te llevaban a la puerta del hotel y luego se hacían los remolones e intentaban tirarte en cualquier sitio, pero nosotros nos hicimos: "somos españoles, no entendemos" y nos llevaron bastante cerca de nuestro destino (pero no en el mismo sitio... perracos). LLegada a Hanoi: MI CUARTO SELLO EN EL PASAPORTE.
Nada más bajarnos, la capital de Vietnam nos impresionó: un caos absoluto de motos, gentes en las aceras, cables eléctricos por todos sitios... No sé que esperaba ver en Vietnam, pero lo que vimos era mejor. Lo primero era aprender a cruzar la calle, porque en un principio parecía imposible. ¿La técnica?, muy sencilla: cruzar y ya, eso sí, sin variar la velocidad. Es fudamental que los motoristas puedan calcular tu posición en cada momento y así puedan esquivarte, de eso depende la supervivencia.
Ya se sabe que la vida del becario es durísima. Pobres de nosotros que nos tuvimos que levantar a las 4:00 para coger nuestro vuelo a Hanoi. Así que, ¡todo el mudo arriba! Cogimos un taxi (conducido por Ben, viejo conocido de los becarios) y nos fuimos al aeropuerto. Al aeropuerto de pobres, porque no expliqué en mi entrada anterior que hay uno de ricos y otro de pobre y que eso tuvo que ver mucho en la confusión de la noche anterior (olvidé comentarlo :P y también lo olvidó el torpe de Alfonso al darnos las instrucciones). La cuestión que nos fuimos al aeropuerto, facturamos y cogimos el avión. Este avión fue nuestro primer contacto con los vietnamitas y pensamos que de ser en tierra como eran en el avión, serían gente muy maleducada. Una gran parte del pasaje (en su mayoría hombres) no llegaron a apagar en ningún momento sus móviles y se dedicaban a jugar y a sacarle fotos a las azafatas cuando estas no miraban. Yo estaba que no me lo creía y Yaiza estaba que saltaba (con toda la razón del mundo). Además, parece que les costaba entender que hay que permanecer sentado cuando las luces del cinturón de seguridad están encendidas. Total, que fue un continuo de ruiditos de móvil y de gente paseándose cada vez que le daba la gana. Hubo momentos en que las azafatas de Air Asia ya no podían más, de intentar controlar a esta marabunta y en algún momento pensé que alguna de ellas se sacaría la lentilla y la lanzaría a modo de platillo-corta-yugulares. Terminamos llegando sanos y salvos a Hanoi, sacamos dinero (en total unos seis millones de puturrúes, 1 € = 23.500 puturrúes) y cogimos el minibús (3 dólares cada uno) rumbo al centro de la ciudad. El minibús tenía trampa porque los tíos quedaban en que te llevaban a la puerta del hotel y luego se hacían los remolones e intentaban tirarte en cualquier sitio, pero nosotros nos hicimos: "somos españoles, no entendemos" y nos llevaron bastante cerca de nuestro destino (pero no en el mismo sitio... perracos). LLegada a Hanoi: MI CUARTO SELLO EN EL PASAPORTE.
Nada más bajarnos, la capital de Vietnam nos impresionó: un caos absoluto de motos, gentes en las aceras, cables eléctricos por todos sitios... No sé que esperaba ver en Vietnam, pero lo que vimos era mejor. Lo primero era aprender a cruzar la calle, porque en un principio parecía imposible. ¿La técnica?, muy sencilla: cruzar y ya, eso sí, sin variar la velocidad. Es fudamental que los motoristas puedan calcular tu posición en cada momento y así puedan esquivarte, de eso depende la supervivencia.
El plan inicial era ir directamente a la bahía de Halong y así poder hacer la excursión de dos días. Sin embargo, ya desde el día anterior sabíamos que no iba a poder ser porque todas las excursiones salen muy temprano (a eso de las 8:00) desde Hanoi. Así que decidimos que lo primero era reservar la excursión a Halong para el día siguiente. A Alfonso le habían recomendando la agencia "ODC" en la calle "Luong Ngoc Quyen", pero claro, no contábamos con las calles de Hanoi y con la numeración de las mismas. Así que estuvimos buscando durante unos 45 minutos hasta que por fin pudimos localizar la agencia. Excursión: guagua a Halong, tres horas en barco en Halong, almuerzo a bordo, vuelta desde Halong y guía incluída por 25$ cada uno (da gusto viajar a Asia). Fuimos entonces a resolver el tema del alojamiento. Primero fuimos al hotel de Silvia y Alfonso (Yaiza y yo nos quedábamos en uno para pobres :P), la cuestión es que cuando el hombre nos vio con mochilas y que no nos quedábamos allí nos ofreció hacernos una rebaja y terminamos quedándonos en el hotel por el mismo precio del que teníamos reservado. Moraleja: en Hanoi se regatea hasta el hotel :).
Ya con hotel y excursión nos dedicamos a visitar la ciudad. Almorzamos en un sitio de "Pho" (sopa de carne y tallarines, pronunciado fo, que casualmente es lo que decimos en Canarias cuando algo nos da asco: encajaría perfectamente). Lo mejor de la ciudad es sin duda "el rollo" que tiene. Puede parecer ruidosa y un tanto sucia, pero a mí me encantó. Paseamos un poco la zona centro donde están todos los mochileros y luego fuimos a visitar "El Templo de la Literatura" pasando por el lago Hoan Kiem y siguiendo por una avenida muy transitada y comercial. El templo fue fundado en 1070. Se trataba de un centro de educación superior en el que los estudiantes debían aprobar un examen de mandarín. Si aprobaban su nombre, así como algo de información sobre ellos, se grababa en una estela sobre una tortuga. Esa misma noche fuimos al teatro a ver el espectáculo de marionetas de agua (2€), que, aunque al principio prometía poco, terminó resultando muy divertido.
Ya con hotel y excursión nos dedicamos a visitar la ciudad. Almorzamos en un sitio de "Pho" (sopa de carne y tallarines, pronunciado fo, que casualmente es lo que decimos en Canarias cuando algo nos da asco: encajaría perfectamente). Lo mejor de la ciudad es sin duda "el rollo" que tiene. Puede parecer ruidosa y un tanto sucia, pero a mí me encantó. Paseamos un poco la zona centro donde están todos los mochileros y luego fuimos a visitar "El Templo de la Literatura" pasando por el lago Hoan Kiem y siguiendo por una avenida muy transitada y comercial. El templo fue fundado en 1070. Se trataba de un centro de educación superior en el que los estudiantes debían aprobar un examen de mandarín. Si aprobaban su nombre, así como algo de información sobre ellos, se grababa en una estela sobre una tortuga. Esa misma noche fuimos al teatro a ver el espectáculo de marionetas de agua (2€), que, aunque al principio prometía poco, terminó resultando muy divertido.
Un primer día (entero) genial. Lo único malo es que ese mismo día estaba también David (Shanghai) en Hanoi, pero no pudimos verlo. Parece que él y Alfonso no fueron capaces de aclararse: es que los cogen tontos en Asia :P.
La mañana del domingo pasaron a recogernos en una pequeña furgoneta para ir a Halong. El pasaje era de lo más variopinto: holandeses, daneses viajeros, filipinas pijas, alemanes de Singapur y una pareja de vietnamita americano-koreana. Desde el principio pudimos ver que la guía era muy simpática y eso era un punto a favor a la excursión, aunque no es que hiciese falta más puntos a favor. Después de unas 3 horas y media llegamos a la bahía. Antes de llegar ya se iban viendo las formaciones típicas de caliza en forma de pináculo (obviamente esto está copiado de la guía jaja). De verdad que es increíble. Muy, muy bonito. Al llegar, nos subimos al barco que teníamos asignado y allá que nos fuimos a navegar. No sabía donde mirar ni que fotografiar. Paramos primero en un pequeño mercado flotante, si alguien quería más pescado pues lo podía comprar allí y el capitán lo cocinaría. Más tarde paramos en "La Cueva de las Maravillas" e hicimos el recorrido intentanto buscar las formas ocultas de las piedras (al 80% yo no le vi forma ninguna, bueno sí: de piedras). También paramos para hacer kayaking. Alfonso y Yaiza se montaron en uno (ya me advirtió Yaiza que no me montara con ella si no sabía jajaja) y allá que se fueron totalmente sincronizados a una velocidad envidiable, parecían marineros expertos. En el otro nos montamos Silvia y yo... PATÉTICO. Vaya espectáculo más lamentable el que dimos. Entre la desincronización de Silvia y que yo soy un cagado y ya me veía arrollado por cualquier barquito de Halong, pues nos dedicamos a dar unas vueltas y a intentar escapar de la orilla porque cada dos por tres allí que nos íbamos. De todas maneras fue divertido. Después de esto pusimos rumbo a puerto.
Como digo la bahía es impresionante, creo que resulta imprescindible su visita en un viaje a Vietnam. Sin embargo, una de las mejores cosas de la excursión fue las conversaciones que tuvimos con nuestros compañeros de viaje. Los daneses acababan de terminar la carrera. Llevaban un mes viajando por Vietnam y luego se iban un mes a Filipinas (los odié). Comentamos el enfado que tienen los daneses porque se lleven La Sirenita a China. Los alemanes (hasta en Vietnam es útil saber alemán) vivían en Singapur por el trabajo de él (deseé tener su trabajo). Sin embargo, la persona más interesante era el vietnamita-americano. Se notaba que era de estas personas a las que le gusta hablar y conocer gente: fue él el que nos sacó conversación. Le dije que era español de Canarias, preparado ya para explicarle dónde estaban las islas. Cuál sería mi sorpresa cuando me dijo: "...yo he estado en Fuerteventura...". ¿Qué? Pues sí, había estado. Visitó la isla mientras vivía en Italia, porque había vivido en Italia, en Alemania, en EEUU, en Korea... y se estaba pensando pedir traslado a otro sitio para el próximo año. Por supuesto, preguntamos en qué trabajaba. ERA INFORMÁTICO. Administrador de Sistemas en concreto O_O (que el alemán se quede con su mierda de trabajo, yo quiero el del americano jajaja). Pues eso, gente muy interesante.
La mañana del domingo pasaron a recogernos en una pequeña furgoneta para ir a Halong. El pasaje era de lo más variopinto: holandeses, daneses viajeros, filipinas pijas, alemanes de Singapur y una pareja de vietnamita americano-koreana. Desde el principio pudimos ver que la guía era muy simpática y eso era un punto a favor a la excursión, aunque no es que hiciese falta más puntos a favor. Después de unas 3 horas y media llegamos a la bahía. Antes de llegar ya se iban viendo las formaciones típicas de caliza en forma de pináculo (obviamente esto está copiado de la guía jaja). De verdad que es increíble. Muy, muy bonito. Al llegar, nos subimos al barco que teníamos asignado y allá que nos fuimos a navegar. No sabía donde mirar ni que fotografiar. Paramos primero en un pequeño mercado flotante, si alguien quería más pescado pues lo podía comprar allí y el capitán lo cocinaría. Más tarde paramos en "La Cueva de las Maravillas" e hicimos el recorrido intentanto buscar las formas ocultas de las piedras (al 80% yo no le vi forma ninguna, bueno sí: de piedras). También paramos para hacer kayaking. Alfonso y Yaiza se montaron en uno (ya me advirtió Yaiza que no me montara con ella si no sabía jajaja) y allá que se fueron totalmente sincronizados a una velocidad envidiable, parecían marineros expertos. En el otro nos montamos Silvia y yo... PATÉTICO. Vaya espectáculo más lamentable el que dimos. Entre la desincronización de Silvia y que yo soy un cagado y ya me veía arrollado por cualquier barquito de Halong, pues nos dedicamos a dar unas vueltas y a intentar escapar de la orilla porque cada dos por tres allí que nos íbamos. De todas maneras fue divertido. Después de esto pusimos rumbo a puerto.
Como digo la bahía es impresionante, creo que resulta imprescindible su visita en un viaje a Vietnam. Sin embargo, una de las mejores cosas de la excursión fue las conversaciones que tuvimos con nuestros compañeros de viaje. Los daneses acababan de terminar la carrera. Llevaban un mes viajando por Vietnam y luego se iban un mes a Filipinas (los odié). Comentamos el enfado que tienen los daneses porque se lleven La Sirenita a China. Los alemanes (hasta en Vietnam es útil saber alemán) vivían en Singapur por el trabajo de él (deseé tener su trabajo). Sin embargo, la persona más interesante era el vietnamita-americano. Se notaba que era de estas personas a las que le gusta hablar y conocer gente: fue él el que nos sacó conversación. Le dije que era español de Canarias, preparado ya para explicarle dónde estaban las islas. Cuál sería mi sorpresa cuando me dijo: "...yo he estado en Fuerteventura...". ¿Qué? Pues sí, había estado. Visitó la isla mientras vivía en Italia, porque había vivido en Italia, en Alemania, en EEUU, en Korea... y se estaba pensando pedir traslado a otro sitio para el próximo año. Por supuesto, preguntamos en qué trabajaba. ERA INFORMÁTICO. Administrador de Sistemas en concreto O_O (que el alemán se quede con su mierda de trabajo, yo quiero el del americano jajaja). Pues eso, gente muy interesante.
Finalizada la excursión tocó vuelta a Hanoi: 4 horas de guagua que convencieron a Yaiza a hacer Hochi-Siem Reap en avión jajajaja. Esa noche cenamos en el "King Cafe" (Luong Ngoc Quyen, 44), un sitio muy pequeño que nos recomendaron los daneses en el que, por poco más de 2.5€, se podía comer primer plato, bebida y postre.
Al día siguiente (ya sin Alfonso :'(, que él no se entere) nos levantamos, visitamos el barrio francés, deambulamos por el mercado y ya no hubo tiempo para más. Destino: Ho Chi Mihn City/Saigón (como se prefiera).
PD: Quiero aprovechar para darle saludos a Gisela :P, que parece que me lee :)
Al día siguiente (ya sin Alfonso :'(, que él no se entere) nos levantamos, visitamos el barrio francés, deambulamos por el mercado y ya no hubo tiempo para más. Destino: Ho Chi Mihn City/Saigón (como se prefiera).
PD: Quiero aprovechar para darle saludos a Gisela :P, que parece que me lee :)
1 comentario:
me encanta, soy una fans oficial ya...pues si que te leo si, porque las perlas estas no enseñan nada y gracias a ti me entero e tdos vuestros movimientos;) un beso gordo para los dudos..
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