domingo, 30 de noviembre de 2008

Oslo

Ya todos saben que estuvimos de viaje en Oslo el fin de semana del 21 de noviembre, aquí está el post que lo demuestra. No puedo empezar sin agradecer a Fernando, Fani, Lorena y David por ser unos anfitriones inmejorables (momento peloteo: hay que asegurarse el poder volver jajaja). Muchas gracias.

Pues eso, que tiramos el sábado a Noruega, nuestro primer viaje de verdad (Colonia está demasiado cerca). Lamentablemente, Lorena no pudo ir con nosotros, pero ya nos desquitaremos en Italia. El vuelo de Ryanair con destino Noruega, que no Oslo (el aeropuerto está a tomar por ... de Oslo) salió puntual y el tiempo pasó rápido entre juegos, conversaciones y sueños... Precioso el paisaje que se ve desde el avión al llegar a Noruega: cientos de pequeños islotes (no sé si llegan a serlo) junto a la costa. Más monótono el camino hasta Oslo.

Lo que tiene el invierno es que los días resultan muy cortos así que llegamos a Oslo cuando ya era casi de noche, pero tuvimos luz suficiente para visitar el parque Vigeland. Desde que viese un documental de Oslo hace algunos años, era el único sitio imprescindible para mí a la hora de visitar Oslo y no me decepcionó. Me parece estupendo que haya un sitio lleno de esculturas de personas, porque ¿qué hay mejor que la gente?



Después cena en un vietnamita, que es uno de los pocos sitios que han descubierto los chicos en Oslo a un precio razonable: ICEX, que los pobres niños de Oslo están pasando hambre. La noche siguió con algunas bebidas en casa de nuestros anfitriones y de ahí a casa de una compañera de trabajo de Fany en la que había una fiesta, según creo porque celebraban los 2 meses de casados: una española y un noruego. Lo mejor de la fiesta: ¡¡¡nos hicieron sacar los zapatos!!! Momento de pánico... ¿Qué calcetines llevo puestos? ¿QUÉ CALCETINES LLEVO PUESTOS? Jesús piensaaaaaaaaaaaaaaa... No, tranquilo... casualmente los estás estrenando... En mi locura de compra de ropa de abrigo, también incluí calcetines (¡gracias, Dios, por iluminarme). Mi indumentaria oslense (o cómo se diga) incluía gorro de las nieves, calcetines de lana, camisa recoge grasas y calzoncillos hasta los tobillos (que podríamos llamar anti-morbo). Pero no debo desviarme, estábamos en la fiesta. Como dije: españoles y noruegos. ¡Qué diferentes somos!, se nos acerca un noruego y nos dice: "¿por qué no bailan?" y yo pensé: "¿cómo quieres que baile con la música esa tan aburrida que están pinchando?, ponme a la Shakira o algo...", bueno, esto último no lo pensé, pero queda súper divertido. Gran prueba de que somos diferentes la tiene Vicky, pero si quieren saber esta historia pídanle a ella que se cree un blog: este es el mío.



Después de la fiesta, pues a conocer un poquito de la "night life" osleña (o cómo se diga). En el local al que fuimos: música machacona, noruegos súper pasados tropezándose los unos con los otros y muestras en vivo y directo de porqué llaman a esa la ciudad más promiscua del mundo. Antes de dormir, pizzas y charla: gracias osleitas (o como se diga).

Por la mañana, duchas, desayuno, más charla y a conocer el puerto de Oslo. Uno de los sitios más bonitos de los que vimos. Sin embargo, se trataba de un puerto muy peculiar: no olía a mar...

Así terminó nuestra visita a Oslo. Comentar, por cierto, que en Oslo nos encontramos con los becarios de Praga, lo que hizo aún mejor nuestra visita.







Se me olvidaba, la primera foto que saqué y quizás la más curiosa.

3 comentarios:

Fernando dijo...

Espero que volváis en el futuro a disfrutar de la noche osloide (o como se diga :D)

capitancaldera dijo...

me gusta sobretodo la escultura del niño encabronado, Mola.
besitos

Víctor dijo...

Fernando, Rubén ... ser buenos....