domingo, 21 de diciembre de 2008

Navidades en Alemania

Este post es uno que resultaba obligatorio: ¿cómo voy a pasar sin hablar un poco de las Navidades en Alemania? Para ser honesto, para hablar de las Navidades en Alemania lo debería haber hecho desde principios de noviembre, porque desde entonces es Navidad aquí. Parece un hecho generalizado el que todos los años la Navidad empiece antes, pues aquí en Alemania (al menos en Düsseldorf) eso es más verdad que en ningún sitio: mes y medio de Navidades llevamos ya.

En un principio pensé en poner fotos de los mercadillos de Navidad y todo eso, pero si alguien quiere ver fotos de esas los remito al blog de Enrique (a la derecha: "El Corcho"), cuyas fotos son mucho más bonitas de lo que nunca serán las mías. Sólo pretendo dar mi visión particular de las fiestas aquí.

Para empezar, pensarán que la foto siguiente está mal, ¿dónde está el Frohe Weihnachten y todo eso? Pues bien, es que resulta que aquí en Düsseldorf en una calle la felicitación está en Español y es porque, según parece, un gallego que llegó hace tiempo a Düsseldorf es dueño de muchos restaurantes en el Altstadt y en ese callejón en concreto sólo hay restaurantes españoles o argentinos, así que ahí está: auf Spanisch.


En los mercadillos de Navidad te puedes encontrar casi cualquier cosa. Sin embargo, en un mercadillo de Navidad tipo econtrarás lo siguiente:

- Un puesto de salchichas (¿cómo no?, esto es Alemania).
- Un puesto en el que venden cosas de cristal.
- Un puesto de heisse Marronen, es decir, castañas azadas.
- Un puesto en el que sirven champiñones con una salsa (opcionalmente este puesto puede ser el mismo que en el que venden salchichas).
- Un puesto de figuras y adornos navideños (normalmente de madera).
- Y, por supuesto, un puesto de Glühwein.

El Glühwein es quizás los más típico, se trata de vino que se sirve caliente y al que le echan canela y otras especias. Pues bien, la reacción ante esta bebida sólo puede ser de dos tipos, ambas ilustradas a continuación.



Yo estoy más de acuerdo con la cara de Raúl. A ver, es cierto que con el frío que hace se agradece tomarse algo caliente y es verdad que el Glühwein calienta mucho, pero es que ese sabor me supera, no..., mejor meterse un chutazo de ron (Arehucas a ser posible).

Un buen ejemplo de lo variado que pueden ser los mercadillos se encuentra en Colonia en la que hay puestos hasta de tapas españolas. Bueno, eso dice el cartel, comprendes la gran mentira cuando ves que la tortilla de papas está hecha en una fuente de horno... ESO NUNCA SERÁ UNA TORTILLA DE PAPAS.


Otra característica de las Navidades en Alemania es lo recargadas que son. Es verdad que en general las Navidades tienden a ser recargadas, pues aquí MÁS. Como ejemplo el molinillo este instalado en una de las principales calles del Altstadt. Al final te acostumbras, pero la primera vez que lo vez te preguntas si la Navidad y el buen gusto son enemigos.


Al hilo de lo que hablaba, pero también de la forma de ser de los alemanes, viene la siguiente foto. Se trata de un escaparate que montaron para Navidades en el Kaufhof (el Corte Inglés alemán). Un montón de animales de peluche que bailan al ritmo de música navideña de la peor calaña. Lo gracioso es que los alemanes se paran delante del escaparate como polillas atraidas por la luz, pero es que no sólo se paran, sino que son capaces de quedarse cinco minutos viendo aquello. ¿Qué ven ahí que les interesa tanto? Jajajajaja, ahora me río yo: esta es mi venganza por mirarme raro cuando le sacaba fotos a la nieve.


PD: Tardé bastante rato en sacar esa foto, de hecho tuve que irme y volver más tarde, porque como dije, siempre había gente parada delante como tontos, viendo aquello.

lunes, 15 de diciembre de 2008

Siena

La noche del domingo llegamos a Siena, aunque un poco tarde, nos dio tiempo de echar un primer vistazo a la ciudad y darnos cuenta que nos iba a encantar. Una vez más debemos agradecer a quien encontró el alojamiento porque resultó ser excelente (shh, fui yo). La siguiente foto muestra las vistas de nuestra terraza.


Muchos de mis compañeros dijeron que Siena les gustaba más que Florencia. Yo no sé si estoy de acuerdo, pero desde luego que nadie puede negar que es una ciudad increíble: calles que suben, que bajan, edificios de diferentes alturas, una plaza inesperada... Hay que ir...




Como en Florencia su "Duomo" es una de las cosas que más impresiona. Esta vez mármol negro en lugar de verde.



La plaza del ayuntamiento (donde se hace la carrera de caballos de "Il Palio") y que como toda la ciudad no es plana.



Al final del viaje estábamos exhautos (sólo hay que ver a Vicky y a Patri), pero no pudo valer más la pena este viaje.

Debo agradecer especialmente a Raúl que condujo todo el viaje y además muy bien, supongo que su predilección por Antonella tuvo algo que ver jajajaja.

A todos (Lorena, Patricia, Raúl, Vicky, Yaiza y Luisca): muchas gracias.

Pueblos toscanos

Nos "mandamos a mudar" (que diría yo y por eso digo) de Florencia el domingo por la mañana y fuimos en dirección "San Gimignano". Antes de llegar ya estábamos disfrutando porque los paisajes típicamente toscanos no pueden ser más bonitos. "San Gimignano" es, quizás, del pueblo toscano más famoso y todo es debido a sus torres. En la actualidad son 15, pero llegaron a haber 71. Según parece a los habitantes del pueblo les dio por "picarse" y se pusieron a construir torres a ver quién construía la más alta. Pues eso, que hay montones. Además, se trata de un pueblo medieval con muchísimo encanto.



Me encanta esta foto, además de que los cinco salieron guapísimos refleja el espíritu del viaje.


Pues eso, las torres.




Y, como antes, seguimos nuestro camino, esta vez hacia "Volterra". Este pueblo me sorprendió más que "San Gimignano" y quizás me gustó más también más, es posible que fuera porque no esperaba nada. El casco del pueblo está junto a una cárcel que, al menos desde fuera, no tiene mala pinta. Además hay un anfiteatro romano que es una maravilla.




Firenze

La organización de nuestro viaje a la Toscana presagiaba un absoluto desastre. No nos pusimos de acuero hasta la última semana e incluso entonces tuvimos momentos de no soportarnos los unos a los otros: tanto habíamos hablado del "bendito viaje". Sin embargo, los ángeles sin sexo italianos se unieron para regalarnos un viaje simplemente genial (al menos para mí). He decidido dividir el viaje en varios "posts" para hacerlo más comprensible.

Llegamos a Italia por la tarde noche del viernes y salimos disparados a recoger el coche (la guagua, en realidad: 9 plazas) del servicio de alquiler. Raúl no perdió tiempo porque empezó a tontear con la chica del "rent-a-car", pero bendito sea porque consiguió que no nos cobraran el GPS (¿cómo si no íbamos a hacer ese viaje tan apurado sin perdernos?). Me sabe mal llamarla GPS, porque en realidad bautizamos a nuestra nueva compañera de viaje como Antonella (una antigua conocida del grupo), desde el principio tomó el control y se ponía que si a la derecha, que si a la izquierda, eso sí todo en italiano. Antes de continuar debo disculparme con ella, porque cuando se equivocaba yo le decía hasta del mal que se iba a morir. Si la pobre no tenía la culpa, es todo producto de unos mapas desactualizados.

Bien, me estoy alejando del objetivo: el viaje a la Toscana. Nuestro viaje, propiamente dicho, empezó con parada en Florencia. Yo ya había estado, pero me volvió a cautivar. Tuvimos mucha suerte con el alojamiento en Florencia era bueno, bonito y barato y estaba súper cerca de la "Santa Croce", más céntrico imposible. Demos gracias a la persona que lo reservó (shh, secreto, fui yo).

Como no, nuestra mañana del sábado empezó visitando la "Santa Croce". Una iglesia que es fácil reconocer como importante cuando te enteras de que ahí están enterrados Galileo, Dante y Miguel Ángel entre otros. Lamentablemente, la plaza de la iglesia estaba repleta de mercadillos navideños así que la foto que pudimos sacar es totalmente parcial. Por cierto que el mercadillo pretendía ser internacional y había un puesto que vendía sus "krakauer" y todo y el muy desagradable "Glühwein".


Cuando salimos de la "Santa Croce" fuimos a parar al "Duomo", de iglesia a iglesia y tiro ..., no me sale la rima. Yo soy bastante inmune a los edificios (me parecen todos un poco iguales). Sin embargo, esta iglesia en blanco, verde y rosa es magnífica. Como habíamos desayunado galletitas ("Molino Bianco", por supuesto) y sabíamos que almorzaríamos pasta, pues decidimos hacer ejercicio y subimos los trotocientos millones de escalones que llevan hasta la cúpula. En mi viaje anterior a Florencia no subí y quería hacerlo esta vez. Como casi siempre que se buscan vistas: mereció la pena. Pongo una foto en la que salí muy mal porque mis niños salieron bien, para que vean cuánto los quiero (Lorena no sale porque estaba ocupada ya que esa mañana se nos unió Luisca al grupo).




Después de haber visitado el "Duomo" seguimos nuestro paseo por Florencia. Llegamos hasta un par de calles llenas con puestos de un mercadillo y entre ellas encontramos el mercado central. Sin lugar a dudas los mercados son una de las mejores cosas de cualquier ciudad. Yo quería comerme todos los embutidos y quesos que había: uhmmmm.


Nuestro paseo nos llevó a la "Piazza della Signora" junto al "Palazzo Vecchio" y la "Galleria degli Uffizi". La plaza está llena de reproducciones de estatuas famosas, desde luego es mi lugar preferido de Florencia. Llamo la atención sobre la siguiente foto: yo estaba hablando por teléfono y Luisca caminando, ¿cómo es posible que yo me vea movido y él nítido?, ¿acaso tengo algún tipo de vibración a nivel celular?


A las niñas les dio por hacer el chorra primero en la plaza y luego en el "Ponte Vecchio". No se pierdan la cara de Vicky y en su mano... ¿Qué estaba pasando en esa foto?, yo desde luego, en mi línea, no me enteré de nada.



Antes de ir Florencia dije una y otra vez que lo principal que quería hacer en esta nueva visita era subir a la colina que está frente a la ciudad para ver las vistas. En mi viaje anterior, una vez que volví a Tenerife, alguien me preguntó si había subido ya que era de lo mejor de Florencia: se me quedó cara de tonto. Pues error solventado. Subimos y como ya dije: las vistas siempre merecen la pena. Además, pudimos visitar una iglesia que creo que fue la que más me gustó de todo el viaje, se trata de "San Miniato" (al menos eso me parece recordar), desde luego una visita muy recomendada.


martes, 9 de diciembre de 2008

Don Giovanni

El miércoles pasado los becarios ICEX de la oficina decidimos culturizarnos un poco. Bueno, en realidad lo decidimos cuando compramos las entradas (¡qué obviedad!), pero hasta que no fuimos, pues no nos culturizamos. La cuestión es que fuimos a ver la ópera "Don Giovanni".

En mi caso no hizo falta esperar a ese día para ir aprendiendo cosas. Cosas que no sabía y de las que me enteré (desnudo mi alma a las burlas):

1. Don Giovanni significa Don Juan y yo sin saberlo: animalito del Señor.
2. Don Giovanni es una ópera escrita por Mozart (pues eso, que tampoco lo sabía).

El día antes de ir a la ópera quedamos en casa de Vicky para escucharla (a trocitos) y para leernos un pequeño resumen bajado de la muy poco alabada wikipedia. Resultó ser una tarde-noche genial, porque además de escuchar la ópera y de enterarnos de qué iba (un cara dura, mujeres un poco ligeras y muchos cuernos), pudimos comernos una pizza de 4 euros y bailar en la "fiesta trance" que se montaba cada vez que el "iPod" de Vicky se volvía loco.


Finalmente el día llegó y allá que nos fuimos a Duisburg (a 10 minutos de Düsseldorf) que es donde se celebraba tan magnífico evento. Comentar que en el precio de la entrada iba incluído el billete de tren. Pues resulta que lo poco que vi me gustó bastante: una calle muy larga y ancha repleta de mercadillos de Navidad y con gente hartándose a "Glühwein".

Nosotros terminamos cenando una salchica (grande y gorda) y de postre un crepe (o cómo se escriba), es decir, consumiendo más calorías de las que íbamos a gastar esa noche.



La ópera estuvo bien, aunque no me gustó tanto como "La Traviata" que vi hace un par de años en Tenerife. Sin embargo, siempre está genial ver y sobre todo escuchar a esa gente cantando con esos portentos de voces. Desde luego, algo que repetir.

Como curiosidad la siguiente foto. La sacó Patricia del baño y me la entregó. Lo escrito es alemán viene a decir: "Bolsa higiénica para compresas y tampones. Por favor, no tirar al wáter, sino a la papelera". Pues bien, fíjense en la traducción al español: ¿un traductor automático quizás?

Jose

El último fin de semana de noviembre vino a visitarme Jose. Sólo puedo agradecerle la visita, hacía tiempo que no nos veíamos y hablamos durante horas y también bebimos mucha cerveza en una especie de complot en contra de nuestros cuerpos. Pero cada gota mereció la pena.

Por supuesto, hicimos la visita obligada a "las atracciones" de Düsseldorf. Ya sé que mi destino es hacer ese recorrido con cada visita que venga. De hecho estoy pensando en ir a certificarme a la oficina de información turística y así me saco una "sobre beca". Como prueba de nuestro paseo turístico: la fotito.

domingo, 30 de noviembre de 2008

Oslo

Ya todos saben que estuvimos de viaje en Oslo el fin de semana del 21 de noviembre, aquí está el post que lo demuestra. No puedo empezar sin agradecer a Fernando, Fani, Lorena y David por ser unos anfitriones inmejorables (momento peloteo: hay que asegurarse el poder volver jajaja). Muchas gracias.

Pues eso, que tiramos el sábado a Noruega, nuestro primer viaje de verdad (Colonia está demasiado cerca). Lamentablemente, Lorena no pudo ir con nosotros, pero ya nos desquitaremos en Italia. El vuelo de Ryanair con destino Noruega, que no Oslo (el aeropuerto está a tomar por ... de Oslo) salió puntual y el tiempo pasó rápido entre juegos, conversaciones y sueños... Precioso el paisaje que se ve desde el avión al llegar a Noruega: cientos de pequeños islotes (no sé si llegan a serlo) junto a la costa. Más monótono el camino hasta Oslo.

Lo que tiene el invierno es que los días resultan muy cortos así que llegamos a Oslo cuando ya era casi de noche, pero tuvimos luz suficiente para visitar el parque Vigeland. Desde que viese un documental de Oslo hace algunos años, era el único sitio imprescindible para mí a la hora de visitar Oslo y no me decepcionó. Me parece estupendo que haya un sitio lleno de esculturas de personas, porque ¿qué hay mejor que la gente?



Después cena en un vietnamita, que es uno de los pocos sitios que han descubierto los chicos en Oslo a un precio razonable: ICEX, que los pobres niños de Oslo están pasando hambre. La noche siguió con algunas bebidas en casa de nuestros anfitriones y de ahí a casa de una compañera de trabajo de Fany en la que había una fiesta, según creo porque celebraban los 2 meses de casados: una española y un noruego. Lo mejor de la fiesta: ¡¡¡nos hicieron sacar los zapatos!!! Momento de pánico... ¿Qué calcetines llevo puestos? ¿QUÉ CALCETINES LLEVO PUESTOS? Jesús piensaaaaaaaaaaaaaaa... No, tranquilo... casualmente los estás estrenando... En mi locura de compra de ropa de abrigo, también incluí calcetines (¡gracias, Dios, por iluminarme). Mi indumentaria oslense (o cómo se diga) incluía gorro de las nieves, calcetines de lana, camisa recoge grasas y calzoncillos hasta los tobillos (que podríamos llamar anti-morbo). Pero no debo desviarme, estábamos en la fiesta. Como dije: españoles y noruegos. ¡Qué diferentes somos!, se nos acerca un noruego y nos dice: "¿por qué no bailan?" y yo pensé: "¿cómo quieres que baile con la música esa tan aburrida que están pinchando?, ponme a la Shakira o algo...", bueno, esto último no lo pensé, pero queda súper divertido. Gran prueba de que somos diferentes la tiene Vicky, pero si quieren saber esta historia pídanle a ella que se cree un blog: este es el mío.



Después de la fiesta, pues a conocer un poquito de la "night life" osleña (o cómo se diga). En el local al que fuimos: música machacona, noruegos súper pasados tropezándose los unos con los otros y muestras en vivo y directo de porqué llaman a esa la ciudad más promiscua del mundo. Antes de dormir, pizzas y charla: gracias osleitas (o como se diga).

Por la mañana, duchas, desayuno, más charla y a conocer el puerto de Oslo. Uno de los sitios más bonitos de los que vimos. Sin embargo, se trataba de un puerto muy peculiar: no olía a mar...

Así terminó nuestra visita a Oslo. Comentar, por cierto, que en Oslo nos encontramos con los becarios de Praga, lo que hizo aún mejor nuestra visita.







Se me olvidaba, la primera foto que saqué y quizás la más curiosa.